¿Qué es el Éxito? La verdadera Victoria es conseguir la Paz Interior.
Capitulo 10 del libro: "Coaching Deportivo. Juega y gana el partido de tu vida dentro y fuera de la cancha" de Diego Gutiérrez.
Es evidente que cualquier deportista entrena y juega para ganar. A todos nos gusta ver que nuestro esfuerzo y nuestro trabajo han merecido la pena y como consecuencia de este trabajo hemos obtenido el objetivo deseado.
Ser competitivo no es malo; sino que ayuda a todo entrenador o deportista a mejorar y crecer tanto personal como profesionalmente. Lo que también es cierto, es que hay diferentes formas de ver y sentir la competición que le hacen ser positiva (si se compite para mejorar y progresar) o negativa (si se compite para obtener el resultado a toda costa).
La competición positiva, está basada en conseguir una meta gracias a nuestro trabajo y esfuerzo. Aquí, la competición nos ayuda, ya que que nos lleva a dar lo mejor de nosotros mismos, a mejorar, a buscar nuevos planes o estrategias, a aprender de nuestros errores y a encontrar nuevas soluciones que corrijan estos errores. Es decir: esta competición nos ayuda a progresar día a día y conseguir nuestra autorrealización.
Pero también existe una competición negativa, que lejos de ayudarnos a mejorar como personas, nos produce estados de insatisfacción, estrés, frustración y agresividad. Esta competición está basada en obtener la victoria a toda costa, y si es necesario machacar al adversario y hacer trampas para conseguir el objetivo. Indudablemente este tipo de competición, lejos de ayudarnos a crecer personal y deportivamente, hace que nos sintamos cada vez peor con nosotros mismos y se convierte en algo destructivo para uno mismo y para el equipo.
Uno de los mejores entrenadores de baloncesto de la historia, John Wooden, entrenador de la Universidad de UCLA durante más de 20 años y con el mejor palmarés de la historia universitaria de los Estados Unidos, define el éxito como: "El estado de paz mental y serenidad alcanzado como resultado directo de la autosatisfacción de saber íntimamente que uno ha dado lo mejor de sí, para convertirse en lo mejor que es capaz de llegar a convertirse". (Wooden y Carty, 2005).
Conjuntamente, John añade que dentro de este marco de referencia, cada persona debe ser la única que puede juzgar su éxito. "Tú eres el único que sabe si has ganado o no".
Todos hemos tenido la experiencia de disputar un partido, ganar, y no estar satisfechos con el trabajo realizado. O también nos ha sucedido que hemos jugado un encuentro donde el resultado no nos ha favorecido y acabar muy contentos.
Para obtener una victoria plena es necesario dejar de compararnos con los demás. Si dejas de compararte con los demás y te alejas de la escala de valores que otros usan, tendrás paz mental. Si haces tus mayores esfuerzos en todo, podrás considerarte exitoso.
Para ello hay dos principios básicos:
1. No trates de ser mejor que otro.
2. Siempre trata de ser lo mejor que puedes ser.
Por tanto, la competición y competir es positivo, siempre que entendamos que, con quien compito realmente es conmigo mismo. Si me comparo conmigo y no me comparo con los demás, podré valorar mi crecimiento y mis mejoras.
Este tipo de competición positiva en la que no hay un adversario, sino que compito contra mi mismo y no tengo como única preocupación el resultado, sino que intento dar lo máximo de mí mismo, es el tipo de competición que nos ayuda a mejorar cada vez más y obtener resultados extraordinarios.
Asimismo no hay que olvidar que el éxito tiene que ver con factores que dependen de uno mismo (factores internos), pero también con factores que dependen de otros (factores externos). Si perseguimos una meta y no la conseguimos podemos crear ansiedad, frustración e insatisfacción en el entrenador o deportista.
Si competimos tomando únicamente el resultado como objetivo final podemos caer en un estado muy negativo. Sin embargo, si llevamos a cabo una competición poniendo nuestro punto de mira en el esfuerzo, en el trabajo y en dar todo lo mejor de uno mismo, estaremos desarrollando el máximo de nuestras capacidades.
Por tanto, si alcanzar el objetivo final no depende al 100% de nosotros, ya que hay factores externos como pueden ser: los adversarios, el arbitraje, situaciones inesperadas que pueden conducirnos a un resultado negativo no esperado a pesar de nuestra buena actuación, deberíamos tener en cuenta que la derrota no significa siempre fracasar.
El trabajo depende única y exclusivamente de mí. Pero el resultado final depende de mí y de estos factores externos que yo no puedo controlar. Si tomo como vara de medir la definición de éxito de John Wooden podré juzgar mi éxito con en base a la paz mental que siento y el esfuerzo que he realizado. Si baso mi éxito solamente en el resultado final estaré en manos de otros elementos, y si no lo consigo me frustraré y crearé en mí estado de insatisfacción que no favorecerá ni mi crecimiento ni mi felicidad.
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