lunes, 21 de octubre de 2013

La historia de Juan

Juan es el tipo de deportista que todo el mundo quisiera ser. En los entrenamientos, las competiciones y en la vida diaria es positivo; aunque los resultados no lleguen lo rápido que espera, tiene buenas palabras para todos y siempre está de buen humor. Cuando le preguntan cada mañana en su club cómo está, él responde: "Cada día mejor".
De pequeño, en su club ya mostraba maneras y destacó obteniendo resultados extraordinarios. Afortunadamente sus padres nunca le presionaron con las marcas y lo único que les importaba era que su hijo fuese feliz y buena persona. Sabían que construyendo una persona con unos valores positivos obtendrían un verdadero campeón. Cuando llegaba a casa su padre preguntaba qué había aprendido en ese día y hasta que no le decía algo interesante no se disponían a cenar.
Un día antes de una competición, un compañero le preguntó: "No lo entiendo Juan, no es posible que siempre seas tan positivo". Juan respondió: "Si lo es. Cuando me levanto me digo, Juanito hoy tienes dos opciones: puedes elegir levantarte con alegría o levantarte con el pie izquierdo. Y elijo levantarme con ilusión. Cada vez que hay un conflicto o discusión, puedo elegir entre ser feliz o tener la razón. escojo ser feliz. Cuando me pasa algo malo, puedo quejarme y engancharme con la situación o puedo ver la oportunidad. Veo el lado positivo de la vida. Cuando tengo miedo puedo elegir entre bloquearme o actuar. Yo elijo ponerme en acción".
"Ya, pero no es tan fácil", le comentó el compañero un poco molesto con Juan.
"Yo creo que sí. Todo en la vida gira en torno a las elecciones que hacemos. No podemos elegir lo que nos sucede en nuestras vidas pero sí que podemos elegir como reaccionamos ante esas situaciones y cómo nos afectan. Tú eres el creador de tu realidad, tú eres el que elige cómo vivir tu vida".
Todas estas palabras hicieron reflexionar a su colega. No lo terminaba de ver claro. Lo único que sabía era que a él no le iba muy bien en su vida y que a Juan todo le sonreía. Por tanto tendría que empezar a actuar de manera diferente y a pensar cosas distintas a lo que venía haciendo desde que era un niño.
Pasado un tiempo Juan y su amigo se volvieron a encontrar. Pronto Juanito se dio cuenta que su compañero tenía un aspecto inmejorable y que algo en él había cambiado. "¿Cómo te va la vida?" le preguntó Juan. "La verdad es que cada día estoy mejor" le respondió. 
"No fue fácil el camino. Unas semanas después de hablar contigo tuve un problema familiar. Detectaron a mi madre una enfermedad y mis prioridades en la vida cambiaron. Me dejé de preocupar por tonterías y empecé a valorar las cosas realmente importantes. 
Cuando mi madre mejoró empece a entrenar y competir con esa actitud de ahora o nunca y empece a divertirme haciendo lo que más me gustaba: mi deporte. Pronto llegaron los resultados y los campeonatos. Pero lo más importante fue empezar a dormir cada día tranquilo y feliz habiéndolo dado para mejorar y saber que tenía a gente que me quería a mi lado sin importarles mis resultados deportivos".
Juan y su amigo consiguieron todos los títulos posibles en su deporte, pero lo más importante: comprendieron los secretos para ser feliz tanto en la vida como en el deporte. Aprendieron que cada uno de nosotros es libre de elegir cómo levantarse cada día para vivir plenamente y que nuestra actitud ante la vida y las circunstancias es lo que determina nuestra felicidad.
Historia tomada del libro: Coaching Deportivo. Juega y gana el partido de tu vida dentro y fuera de la cancha de Diego Gutiérrez.

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